11 de mayo de 2018 admin

«Una obra tiene que hablar al mundo, sino es aburrida»

El maestro suizo Peter Zumthor recibió en Buenos Aires el Premio Pritzker, considerado el Nobel de la Arquitectura. Reconocido como un arquitecto que se encarga de sus proyectos de principio a fin, Zumthor aseguró a swissinfo que en cada obra «lo más importante es ser como un director de orquesta».

La ceremonia, celebrada en el Salón Dorado del Palacio de la Legislatura, reunió a más de 200 invitados. Entre otros contó con la presencia de la embajadora suiza en Argentina, Carla del Ponte, miembros del jurado, políticos locales y reconocidos arquitectos de todo el mundo.

La distinción de la Fundación Hyatt se otorga cada año, desde 1979, en una ciudad diferente a un arquitecto vivo en reconocimiento a su obra, y ésta es la primera vez que se realiza en un país sudamericano.

Para la embajadora Carla del Ponte, galardonar a Zumthor en Argentina «es un doble orgullo, porque no sólo es suizo sino que además recibe este premio tan importante en Buenos Aires, que es la ciudad de la arquitectura. Estamos muy orgullosos de que esté aquí».

¿Por qué Zumthor?

El jurado, presidido por Lord Peter Palumbo, destacó «la humildad e integridad de su estilo y el énfasis en principios arquitectónicos básicos», y elogió su proyecto Baños Termales de Vals, Suiza, (un laberinto de piscinas rodeadas de hormigón y piedra extraída de las colinas circundantes), que es considerado su obra maestra.

Zumthor recibió la medalla de bronce de manos del presidente de la Fundación Hyatt, Thomas Pritzker, quien reconoció la calidad y el humanismo de su obra, y resaltó su permanente intento por crear espacios perdurables antes que imágenes grandilocuentes.

«Su arquitectura expresa respeto por la primacía del lugar, el legado de una cultura local y las lecciones inestimables de la historia arquitectónica», destacó el jurado, y señaló que se trata de «un reconocimiento a un arquitecto que sólo acepta un proyecto si siente una profunda afinidad por el mismo».

Como un director de orquesta

A escasas horas de recibir el premio, Zumthor conversó con swissinfo sobre el lugar que hoy ocupa la obra en la arquitectura. Técnicamente, «muchas veces puede suceder que el proceso de la construcción se torne más complicado por temas políticos, de administración, de leyes y todo lo que hace la ingeniería que hay detrás de una obra», afirmó.

«En mi estudio integramos lo antes posible a todas las personas que saben de esta ingeniería para estar listos y no tener luego sorpresas. Diría que lo importante es tener el rol de un director de orquesta: saber motivar, saber dirigir al grupo…».

El arquitecto sabe de disciplina y aplicación: antes de iniciar sus estudios universitarios, que incluyeron su paso por el Pratt Institute de Nueva York, fue aprendiz de ebanista durante cinco años.

A finales de los años 70, después de laborar como consultor de construcción y planificación para el cantón de los Grisones, se estableció en Haldenstein, donde trabaja con un equipo de 20 personas.

«Una obra tiene que hablar al mundo…»

Al referirse a Suiza y su obra, Zumthor destacó que el lugar es un elemento primordial para su arquitectura.

«Cuando quiero desarrollar un objeto observo las raíces de la cultura local, sea en una ciudad o un país. Pero cuido la relación con la tierra. Al mismo tiempo, una obra tiene que hablar al mundo, sino es aburrida», puntualizó.

«Ante todo yo soy de Basilea, aunque viva en Haldenstein», aclaró antes de evaluar la fuerte transformación edilicia que ha experimentado el cantón de los Grisones.

«Lo veo un poco desde afuera. Me gusta mucho el cantón, hay muchas culturas y hay un tradicionalismo que en este caso ha resultado positivo. No se construye de cualquier manera y en cualquier lado; guarda su belleza».

Un arquitecto a pequeña escala

Purista, minimalista, lejos de la suntuosidad, Zumthor trabaja y reside desde hace treinta años en la pequeña localidad de Haldenstein, donde ha desarrollado edificios de gran integridad.

Sus obras incluyen pequeñas capillas, museos, asilos geriátricos y complejos termales, la mayoría ubicados en los Grisones, dentro de un pequeño radio cercano a su casa, aunque también ha diseñado proyectos en otros países centroeuropeos.

Entre los más conocidos figura el Museo Kolumba en Colonia (Alemania), un edificio moderno construido sobre las ruinas de una iglesia del Gótico tardío destruida durante la Segunda Guerra Mundial.

Aún cuando Suiza es un país con una alta participación de la sociedad a partir de los referendos y las consultas populares, esto no es un problema para que Zumthor desarrolle libremente su trabajo arquitectónico:

«Estos procesos están presentes también en Holanda -allá todavía es más fuerte que en la Confederación-, y creo que es un precio que hay que pagar por la democracia. Y yo lo pago con mucho gusto».

El tercer Pritzker que se lleva Suiza

Con Zumthor son tres los arquitectos suizos distinguidos hasta hoy con el Premio Pritzker. ¿Casualidad o reconocimiento de un modelo arquitectónico helvético?

«Es una pregunta un poco complicada porque hay que conocer la calidad de cada uno, la historia del Politécnico de Zúrich, la historia de la arquitectura de Basilea, la reconstrucción después de la Segunda Guerra Mundial, los grandes arquitectos alemanes que vinieron a estudiar con nosotros…».

«Pienso que hay muchas razones a evaluar. También está la mentalidad pragmática de los suizos, su cultura del trabajo, razones históricas…», concluyó.

Peter Zumthor Nació el 26 de abril de 1943

Peter Zumthor
Nació el 26 de abril de 1943

Fuente: www.swissinfo.ch

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